Disfraz
No hace falta que me reproches
con tus enredadas palabras
que he sido un muro para tí.
No hace falta que me recuerdes
que tú siempre esperaste
mucho más de mí.
No hace falta que sigas fingiendo
que todo lo que hice estuvo mal
porque todavia no me olvidas.
No hace falta que por cobardía
simules que me odias
cuando sólo tu alma está dolida.
No hace falta que te convenzas
de que ahora que ya no estoy
no me necesitas.
No hace falta que te repitas
que nunca te he importado
si admites que te he fallado.
No hace falta que te mueras por dentro
odiándote por quererme y tenerlo tan callado.
No quiero que por mi culpa,
si un día me disculpas
te halles en pedazos.
No hace falta que me critiques con tu gente
sintiendo que te quiebras cuando lo haces
porque sé que un poco lo merezco.
No hace falta que por tu orgullo herido
no tengas perdón para mí
y no asumas lo que soy y he sido.
Y sigo sin querer
que por culpa de un error
no me digas más una palabra.
Sabes que podría remediarlo,
sólo si me dices cómo,
y no te arrepentirás con el tiempo.
Pero ahora sé que no lo harás
y que yo tampoco lo haré
y soñaré con hacerlo.
Y sé que algún día nos encontraremos
quizá tú me hayas perdonado y verás
que yo también te extrañé sin quererlo.
Y aquello que dices
que nunca viste en mis ojos
comprobarás que siempre ha estado.
Y comprenderás que nunca callé,
que siempre estuve diciendo
aunque no moviera los labios.
Sé que disfrazas con la indiferencia
aquello que escapa de tus manos.
con tus enredadas palabras
que he sido un muro para tí.
No hace falta que me recuerdes
que tú siempre esperaste
mucho más de mí.
No hace falta que sigas fingiendo
que todo lo que hice estuvo mal
porque todavia no me olvidas.
No hace falta que por cobardía
simules que me odias
cuando sólo tu alma está dolida.
No hace falta que te convenzas
de que ahora que ya no estoy
no me necesitas.
No hace falta que te repitas
que nunca te he importado
si admites que te he fallado.
No hace falta que te mueras por dentro
odiándote por quererme y tenerlo tan callado.
No quiero que por mi culpa,
si un día me disculpas
te halles en pedazos.
No hace falta que me critiques con tu gente
sintiendo que te quiebras cuando lo haces
porque sé que un poco lo merezco.
No hace falta que por tu orgullo herido
no tengas perdón para mí
y no asumas lo que soy y he sido.
Y sigo sin querer
que por culpa de un error
no me digas más una palabra.
Sabes que podría remediarlo,
sólo si me dices cómo,
y no te arrepentirás con el tiempo.
Pero ahora sé que no lo harás
y que yo tampoco lo haré
y soñaré con hacerlo.
Y sé que algún día nos encontraremos
quizá tú me hayas perdonado y verás
que yo también te extrañé sin quererlo.
Y aquello que dices
que nunca viste en mis ojos
comprobarás que siempre ha estado.
Y comprenderás que nunca callé,
que siempre estuve diciendo
aunque no moviera los labios.
Sé que disfrazas con la indiferencia
aquello que escapa de tus manos.